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El método del Paseante de Walter Benjamin

Pasaje de los Panoramas (París)
Imagen Fuente: www.revistacontratiempo.com.ar

“Es posible que el paseo sea la forma mas pobre de viaje, el mas modesto de los viajes. Y sin embargo, es uno de los que mas decididamente implican las potencias de la atención y de la memoria, así como las ensoñaciones de la imaginación y ello hasta el punto de que podríamos decir que no puede cumplirse auténticamente como tal sin que ellas acudan a la cita. Pasado, presente y futuro entremezclan siempre sus presencias en la experiencia del presente que acompaña al Paseante y le constituye en cuanto tal”.

MOREY, M. , “Kanslspromenade” en: Creación 1 (1990) pp. 95-102.

En los últimos días he estado indagando un poco sobre la obra del enigmático filósofo Walter Benjamin, un “nuevo rico” –como lo define Eduardo Maura1 en su libro recién publicado: Las teorías críticas de Walter Benjamin (Bellaterra, 2013)– entendido en el sentido del redescubrimiento que implican las revisiones de autores pasados cuyo pensamiento no ha gozado de suficiente trascendencia hasta nuestros días, de tal manera que se reincorporan al debate filosófico contemporáneo.

Maura destaca cuatro elementos particulares en Walter Benjamin: primero, “se trata de un autor excéntrico, inclasificable y claroscuro”; segundo, Benjamin es el primero en divisar “el potencial emancipatorio de la obra de arte en el contexto d ela nueva cultura de masas”; tercero: su filosofía carece de sistemacidad y rehuye de las categorías fundamentales de la filosofía tradicional, es “esotérica y oscilante, se asemeja más al paseo sin rumbo” , un caso de flânerie intelectual ((flânerie en francés significa callejeo)); y cuarta, “su pensamiento se confunde con una vida atravesada por la mala suerte, el rechazo, el secretismo”, y sobre todo por “la barbarie nazi” que le tocó vivir.

El Libro de los Pasajes

Desde 1927 hasta su muerte en 1940, Walter Benjamin trabajó en su proyecto más ambicioso que iba a ser el libro sobre París, el llamado Libro de los Pasajes, “la construcción histórico-filosófica del siglo XIX como tiempo en que nace la sociedad industrial”. La mayor parte de los textos que escribió durante los diez últimos años de su vida (el ensayo sobre la obra de arte, los trabajos dedicados a Baudelaire y las tesis “Sobre el concepto de la historia”) surgió de los “Pasajes”. Todo lo que se conserva de este enorme trabajo -miles de apuntes y fragmentos- se publicó por primera vez en el volumen quinto de las “Obras completas” de Surhkamp.

Según Jose Mª. Melero Martinez y Carmelo Blanco Mayor, en su ensayo Walter Benjamin, el angelus novus como alegoría de la Historia (1992), el título mismo del Libro de los Pasajes denota el distanciamiento doctrinal con el que Benjamin acometería el proyecto. “Es todo lo contrario de una obra ‘sistemática’, con ella quiere obtener los rasgos fisionómicos de París como capital del siglo XIX”.

En este ensayo, Melero y Blanco, siguiendo a Morey (1990), describen “El método del Paseante” tal y como Benjamin lo veía, una experiencia de la vida cotidiana mucho más trascendente que la que puedan realizar el turista o el “cazador de souvenirs”. Similar al dicho “los mejores viajes se hacen sin pensar”, algo parecido ocurre con el paseo –la flânerie intelectual– aunque sea por los lugares que nos resultan familiares pero para los que nunca hemos puesto en marcha esa “atención flotante” a la que Benjamin se refiere.

El método del Paseante

El paseo para Walter Benjamin se constituye en metáfora mayor de la forma misma de la experiencia, “el paseo es un empleo del tiempo que nos lleva al encuentro de nuestra existencia, y pasear un proyecto que nos libera de todo proyecto. Por ello, el dominio de la experiencia del Paseante es obligadamente otro”, la verdad es un trance, y la posibilidad de comunicarla se da en la narración en tanto que trance.

La experiencia del Paseante podría plantearse así:

  1. Requiere una ausencia de intencionalidad.
  2. Todo auténtico paseo, es siempre primer paseo.
  3. Sin un plan:
    1. Es ruptura con toda voluntad de reconocimiento.
    2. Como apertura a la posibilidad de encuentro.
  4. El Paseante sale a la “captura de instantes o rostros”, “momentos de salvación”, “experiencias de aura”…
  5. Es necesario poner en obra esa atención flotante.
  6. La experiencia de choque le lleva a la tarea específica y penosa de elaborarla.
  7. Es un cazador de rostros, debe devolver a las cosas el derecho a tener rostro.
  8. Hay en el Paseante una ausencia de presión del sujeto sobre el objeto, es una “memoria involuntaria”, que nada tiene que ver con el turista 0 el cazador de souvenirs.
  9. La imaginación actúa en el Paseante, en un régimen específico. El Paseante sólo percibe lo que en cierto modo se repite la segunda vez y cuyo término de comparación es el enigma.

 Fuentes Bibliográficas:
  • Blanco Mayor, C., Melero Martínez, J. Mª.(1992), Walter Benjamin, el angelus novus como alegoría de la Historia, en: Ensayo Nº 5, Revista de la Facultad de Educación de Albacete (UCLM). pp. 47-67
  • Maura Zorita, Eduardo. 2013. Las teorías críticas de Walter Benjamin: temas contemporáneos. Barcelona: Edicions Bellaterra.
  • Morey, M. , “Kanslspromenade” en: Creación 1 (1990) pp. 95-102.
NOTAS
  1. Eduardo Maura es profesor de filosofía en la Universidad Complutense de Madrid y miembro de la Sociedad de Estudios de Teoría Crítica (SETC). Su trabajo se desarrolla en los campos de la teoría crítica de la sociedad, filosofía social, estética y filosofía política moderna y contemporánea. Editor de Crítica de la violencia de Walter Benjamin (Madrid, 2010), ha publicado diversos artículos sobre la teoría crítica y participado en volúmenes colectivos. Actualmente se ocupa de las prolongaciones críticas del concepto de industria cultural. []