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En los últimos años se ha vuelto imposible hablar del fenómeno de la inmigración sin hablar de “ellas”: las mujeres migrantes. Las mujeres transnacionales convertidas en protagonistas fundamentales del cambio social; sin dudas, invisibilizadas en la sociedad en muchos aspectos. A veces, silenciadas; no obstante, siendo genuinas promotoras de grandes procesos de transformación en la sociedad catalana, tanto cuantitativa como cualitativamente. Bien porque sus arribos han contribuido a que los flujos migratorios se hayan feminizado cada vez más, o bien, porque su presencia en Cataluña ha sido claramente reclamada, casi “a gritos”. En todo caso, se observa que son estos elementos los que han redefinido el panorama en relación con el sistema de producción y reproducción social.
Entendemos que las migraciones femeninas se deben a multiplicidad de factores y que aparecen como consecuencia de la existencia de una serie de desigualdades en las variables económicas entre los países receptores y los emisores. Como factores de expulsión se pueden destacar las escasas oportunidades laborales, los devastadores impactos de los planes de ajuste estructural, o el incremento de hogares monoparentales cuya figura de anclaje es una mujer. Es importante destacar también que las motivaciones no solo giran alrededor de cuestiones familiares sino que también existen proyectos de promoción individual (Parella, 2010) [1]. Pero no nos detengamos aquí, mejor avancemos un poco más y explicitemos cuáles son los factores de atracción y cuáles los condicionantes de las zonas receptoras de trabajadoras migrantes: ¿Quién las demanda? ¿Quién las necesita? ¿Por qué decimos que los flujos se han feminizado cada vez más?
Según datos del padrón de habitantes del INE [2], se pone de manifiesto el incremento progresivo de mujeres extranjeras en esta última década, sobre todo latinoamericanas. Así, en el año 2001, había en Cataluña unas 117.051 mujeres extranjeras llegando en el año 2005 a la cantidad de 356.424. Podemos ver cómo sigue esta línea ascendente con 549.647 mujeres extranjeras al 1 de enero de 2011 en Cataluña.
Diversas investigaciones [3] coinciden en que es fundamental comprender que el fenómeno de la internacionalización del trabajo de cuidados constituye un necesario punto de partida a la hora de abordar los actuales procesos de feminización de las migraciones internacionales y la manera en como los procesos de globalización inciden tanto sobre las desigualdades de género en contextos de crisis de la reproducción social como sobre las estrategias migratorias.
La demanda masiva de mano de obra femenina de bajo costo proveniente de los países pobres para suplir las necesidades de cuidados en los países ricos constituye actualmente el principal motivo de feminización de flujos migratorios en Cataluña y España. La migración, por tanto, está relacionada con el género, pues impacta de manera distinta a hombres y mujeres migrantes en su proceso de desplazamiento; está relacionada con la etnia, pues son unas mujeres con una nacionalidad y origen determinadas las que “atenderán” las necesidades de otras mujeres en países ricos; y, finalmente, está relacionada con la clase social, pues son las mujeres migrantes de clase trabajadora las que realizarán trabajos de cuidados a las familias autóctonas.
De este modo y en este sentido, las características más significativas de la migración femenina residen en como ésta se sustenta en la permanente reproducción y explotación de las desigualdades de género, etnia y clase en el marco de la economía global. La mayoría de las trabajadoras inmigrantes realizan “trabajos de mujeres” como niñeras, empleadas domésticas, cuidadoras de personas dependientas o trabajadoras sexuales. Son los nichos laborales menos deseables en términos de remuneración, condiciones laborales, protección legal y reconocimiento social. No hay que olvidar que en gran medida estas ocupaciones se llevan a cabo tanto en el mercado laboral formal como en el informal. En el caso de las trabajadoras migrantes podemos encontrar altos porcentajes de empleos (en cuidados) en la economía sumergida.
En Catalunya -aunque también en el resto de España-, o en Italia y Portugal, se produce el mismo fenómeno: una alta demanda laboral de cuidados desde la economía sumergida. Es importante destacar que este espacio sumergido existente es previo a la llegada de mujeres migrantes. En efecto, la economía sumergida es causa de la llegada de nuevas migrantes, pero la llegada de éstas no es causa determinante de la economía sumergida. Mientras el Estado español no actúe sobre el sector informal, no dejarán de llegar trabajadores y trabajadoras migrantes, y sobre todo irregulares, ya que es este mercado de trabajo informal el espacio por excelencia en el que se pueden reclutar.
Dicho esto, y retomando la cuestión que planteábamos al comienzo, es pertinente plantear el siguiente interrogante: ¿por qué afirmamos que las mujeres transnacionales son protagonistas del cambio social en Cataluña?
Porque en estos últimos años, como ya hemos adelantado, se ha producido una espectacular demanda de cuidados personales, la cual está asociada a cambios demográficos (alto envejecimiento de la población y baja natalidad) y a la mayor participación de las mujeres autóctonas en el mercado de trabajo y su necesidad de conciliar trabajo profesional y familia. Dada esta situación se ha producido de forma paralela un mercado privado de servicios personales (servicio doméstico, cuidado de niños, ancianos y personas dependientes), sobre todo del sector no regulado.
Moreno Fuentes (2011) [4] señala que ante la casi inexistente intervención pública del Estado español en el ámbito de la reproducción, las trabajadoras autóctonas han recurrido de manera creciente a la contratación de mano de obra inmigrada para poder cubrir las tareas domésticas y de cuidado. Es de suma importancia detenerse aquí y ver esta tendencia que no ha hecho más que producir importantes cambios en el modelo de cuidados. Tales cambios no podrían haber llevado a cabo sin la aportación de las mujeres migrantes. Son ellas las que han pasado a desempeñar un rol esencial, no sólo en la participación laboral de las mujeres nacionales y en sus hogares, sino como elemento de soporte y garantía de la sostenibilidad del régimen de bienestar en España.
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Notas:
[1] Parella, S. (2010): “Dones migrades a Catalunya: eines conceptuals per tal d’interpretar els seus patrons de segregació laboral i les seves trajectòries”, en Freixanet Mateo (coord.): “Dones migradestreballadores. Anàlisi i experiències locals contra la desigualtat”, Barcelona: ICPS.
[2] Instituto Nacional de Estadística: http://www.ine.es/
[3] Se puede consultar un reciente informe de la Fundación “Diáspora Solidaria” realizado por Sara Cuentas Ramírez y Patricia Vera: “Migración, género y desarrollo: Mujeres transnacionales actoras del cambio social”. Barcelona: Intercanvi i solidaritat Catalunya.
[4] Moreno Fuentes, F.J. (2011): “Inmigración y Estado de Bienestar en España”, Barcelona: Fundación “La Caixa”.