El estudio, del que son autores Alessandro Gentile, Anna Sanmartín Ortí, Ana Lucía Hernández Cordero, reúne las opiniones de un panel de expertos sobre las dinámicas de las relaciones intergeneracionales en España, es decir, entre jóvenes, adultos y personas mayores, en los próximos cinco años y hace hincapié en varios escenarios: el socio-económico (situación laboral, modelos de consumo, disponibilidad de recursos), el cultural (preferencias, valores y expectativas colectivas) y el político (participaciónciudadana, representatividad institucional, tutela de intereses, sostenibilidad del Estado de Bienestar).
A continuación se ofrece un resumen del informe Delphi La sombra de la crisis. La sociedad española en el horizonte de 2018.1 El resumen y la investigación completa se pueden descargar en pdf aquí.
PRESENTACIÓN
El objetivo principal del estudio es señalar las características más destacadas de las relaciones intergeneracionales en España, es decir, entre jóvenes, adultos y personas mayores, en los próximos cinco años, durante el periodo comprendido entre 2014 y 2018.
Es complicado realizar un balance completo de las consecuencias que la crisis actual que nuestro país está atravesando tendrán sobre el conjunto de la sociedad, pero parece evidente que sus impactos van a suponer una transformación importante en la forma de entender la sociedad y el bienestar común, así como los equilibrios entre colectivos pertenecientes a grupos etarios, familias y clases sociales diferentes. En este sentido, la investigación considera de enorme interés tratar de anticipar los escenarios futuros que nos esperan, con el objetivo de vislumbrar las características del contexto económico, social y político en España en el que se enmarcarán las nuevas relaciones y los nuevos pactos intrae inter- generacionales.
El estudio hace hincapié en el análisis de las dinámicas intergeneracionales en varios escenarios:
-el socio-económico (situación laboral, modelos de consumo, disponibilidad de recursos)
-el cultural (preferencias, valores y expectativas colectivas)
-el político (participación ciudadana, representatividad institucional, tutela de intereses, sostenibilidad del Estado
de Bienestar).
Cada uno de estos aspectos proporciona informaciones necesarias para describir cómo los impactos de la crisis influenciarán los escenarios futuros que rigen la cohesión social y el pacto generacional en todas sus facetas, formales e informales, culturales e institucionales, materiales e ideológicas. El informe, por último, dedica una atención particular a la situación de los y las jóvenes, es decir, a sus vivencias y condiciones sociales, dentro y fuera de sus respectivas familias, y a su papel como actores protagonistas del relevo generacional que se espera para el futuro.
METODOLOGÍA
La investigación se ha realizado utilizando el método Delphi y ha consistido en la consulta a once prestigiosos expertos en ciencias sociales, con diferentes perfiles y que no conocían quiénes eran los demás, sobre los temas objeto de análisis.
Cada uno de los expertos ha contestado a dos cuestionarios en relación a los impactos futuros de la crisis económica y el escenario de relaciones intergeneracionales previsto en España para los próximos cincos años. Concretamente, se ha preguntado sobre diez temáticas:
- Escenario económico
- Condiciones laborales
- Rentas de los hogares
- Relaciones paterno-filiales (a todas las edades)
- Dependencia y cuidado en el ciclo vital
- Valores y afinidades
- Nuevas tecnologías y digital-gap
- Representatividad institucional
- Participación social y política
- Sostenibilidad del Estado de Bienestar
El primer cuestionario contenía preguntas abiertas, para dejar a cada experto la posibilidad de detenerse en los aspectos que valorase más importantes. El segundo cuestionario constaba del conjunto de previsiones realizadas por todos los expertos en la primera consulta, sobre las cuales estaban llamados a expresar su consenso o disenso.
Los escenarios previsionales se han construido posteriormente gracias a las respuestas que han obtenido la gran mayoría de acuerdos de los once posibles, por tanto, aunque no todas las previsiones recogidas en este informe son la expresión de un consenso unánime, sí reflejan las posturas muy mayoritarias.
Las previsiones se fundamentan en la experiencia directa de cada uno de los profesionales y, por tanto, son el resultado de su punto de vista y perspectiva crítica. En ningún caso estas previsiones pretenden ofrecer una visión completa, determinista o probabilista del futuro de España; el Delphi se ha revelado eso sí, una herramienta muy útil para dibujar escenarios a corto y medio plazo plausibles, ponderados y contrastados.
El trabajo de investigación ha sido realizado entre febrero y octubre de 2013.
PRINCIPALES CONCLUSIONES
La sombra de la crisis se extenderá en nuestro país en diferentes ámbitos por lo menos durante otros cinco años…
El escenario económico, social y político de España de aquí al 2018 estará todavía condicionado por la inestabilidad estructural actualmente en curso. En particular, las relaciones entre jóvenes, adultos y personas mayores se verán afectadas por la presión que la crisis ejercerá en el mercado de trabajo y sobre los hogares.
-Cada generación evidenciará unas problemáticas propias de la etapa que está atravesando en su historial laboral y familiar, pero el empleo seguirá siendo una cuestión pendiente para una gran proporción de la población española:
- los menores de 30 años tendrán mucha dificultad para insertarse de forma estable en el mercado de trabajo, construir trayectorias profesionales coherentes y duraderas y realizar así su transición a la vida adulta;
- los adultos todavía activos sufrirán notables contracciones salariales y la reducción de beneficios sociales relativos a los sistemas de protección y de jubilación, mientras que aquellos que no actualicen su preparación profesional con el manejo de las TICs quedarán marginados en el sistema de empleo;
- las personas mayores de 65 años verán reducida la cuantía de sus pensiones, con el riesgo de tener que prolongar su carrera para tener derecho a ellas. En términos comparativos, éste último colectivo estará mejor amparado que los demás con respecto a los recursos y a los patrimonios disponibles (especialmente los inmobiliarios) hasta el punto de contribuir de forma decisiva al sustentamiento de los hogares a los que pertenecen sus hijos y nietos.
-Las familias seguirán representando los centros neurálgicos para hacer frente a la crisis, aunque sea con una capacidad de ahorro y un poder adquisitivo que, en términos generales, serán cada vez menores.
- La convivencia en el hogar, regida por relaciones intergeneracionales horizontales y negociadoras entre padres e hijos, representará la base para garantizar las relaciones afectivas y la integración social de los individuos, en contraste con la precariedad impuesta por un escenario económico todavía estancado.
- La familia seguirá ocupando un lugar prominente en la escala de valores para la mayoría de nuestra población, y su valoración por encima de cualquier otra institución será compartida por los miembros de distintas generaciones.
- Los jóvenes y los jóvenes-adultos serán los más tolerantes y abiertos hacia las nuevas formas de hogar y de relaciones familiares, en un marco en el que se extenderá la aceptación de valores individualistas como la autonomía, la diversidad y la igualdad de oportunidades para la realización personal. Alrededor de estos principios se construirán las relaciones intra-familiares y se establecerá el respeto mutuo, reduciéndose así las tensiones intergeneracionales en los hogares.
-En cinco años, las dificultades sociales que afectan a algunos hogares debilitados por la crisis se transformarán en riesgos de exclusión y pobreza concretos, y la vulnerabilidad afectará en el corto plazo a un número mayor de familias. Este proceso presentará unos claros sesgos de clase, con lo cual se reforzarán las desigualdades en el marco de una creciente polarización social entre ricos y pobres. Por tanto, a las diferencias entre generaciones se añadirán, y en algunos casos se solaparán, las diferencias ligadas a la posición que cada individuo o familia ocupa en la estratificación social.
-Tales diferencias influenciarán también el acceso a las nuevas tecnologías de información y comunicación. Pese a que se reducirá la brecha entre nativos y migrantes digitales, incorporando a las personas mayores a las nuevas tecnologías, y aunque la presencia de éstas será transcendental para toda la sociedad española e Internet llegará a considerarse un servicio necesario para los hogares, su manejo estará fuertemente vinculado a las posibilidades de gasto e inversión de cada caso particular.
-Los elementos que más contribuirán a la polarización social serán de naturaleza doble, económica y política. Entre ellos, la insuficiente dinamización de los sectores productivos españoles, los límites de la reforma laboral aprobada en 2012, la no superación de las debilidades estructurales y estratégicas de la economía, y la reducción de algunas prestaciones sociales y servicios públicos. Puede preverse que las instituciones proveerán asistencia sólo en los casos más problemáticos, donde no llega el soporte del mercado o de la propia red informal de solidaridad y apoyo (es decir, la familia).
-Los desafíos que nos plantea el futuro son los mismos que los actuales pero en magnitudes mayores y con un escepticismo creciente hacia las resoluciones que pudieran proceder de los poderes fácticos (financieros o ideológicos) y de los órganos de gobierno tradicionales.
-La desconfianza de los ciudadanos hacia los políticos y los representantes institucionales se reforzará por la miopía estratégica en el ámbito económico y por la creencia de que la austeridad presupuestaria no ayuda a salir de la crisis, sino más bien es un agravio para situaciones ya de por sí precarias. La desconfianza se materializará en un extendido desapego de la sociedad civil y en una cada vez más escasa participación electoral que afectará a todas las generaciones.
-Surgirán alternativas de participación social y política. Sobre todo movilizaciones puntuales y masivas que seguirán la senda de las que se han producido en los últimos años, alejadas de las indicaciones de los sindicatos y de los partidos mayoritarios.
-En el ámbito público, las iniciativas frecuentemente juveniles en protestas y manifestaciones (también las no convencionales) aglutinarán a gran parte de la clase media española alrededor de nuevos movimientos en defensa del bien común. El descontento y la tensión social serán evidentes pero no se prevén formas explícitas de conflicto grave, ni social ni generacional.
-La polarización social y la desafección política supondrán un replanteamiento de los equilibrios de poder en la sociedad y también una nueva configuración de la solidaridad intergeneracional, dentro y fuera de los hogares.
- Frente al progresivo debilitamiento de las políticas sociales integradoras y protectoras, las familias estarán sobrecargadas desde un punto de vista funcional para el cuidado y la tutela de sus miembros.
- La feminización del cuidado será una constante y se producirá en el marco de convivencias prolongadas de jóvenes no emancipados y personas mayores dependientes bajo el mismo techo, y de una conciliación entre vida laboral y vida familiar cada vez más difícil.
Centrando la mirada en el colectivo de jóvenes…
-La juventud española seguirá viviendo serias distorsiones del sistema formativo:
- déficits de la formación profesional,
- sobre-cualificación de los titulados,
- fracaso escolar centrado en los grupos más desfavorecidos,
- el “refugio en la educación” ante las dificultades de inclusión laboral se verá complicado por el aumento
de tasas y la reducción de becas. Todo esto implica un aumento de problemas de inclusión en un mercado laboral que, por otro lado, no mejorará su oferta y mantendrá altos niveles de precariedad y volatilidad.
-Los jóvenes con más formación y más dinámicos buscarán una salida a través de la emigración, que aumentará en el período considerado, contribuyendo a mantener en valores negativos la balanza migratoria. Lo único que alivia en parte la situación de los jóvenes es la previsión de una disminución de la presión demográfica.
-Las tasas de emancipación se mantendrán bajas pero no es probable que aumenten los jóvenes que retornan al hogar de los padres; con la ayuda de la familia se buscarán alternativas como la de compartir piso con otros.
-Desde la perspectiva de los valores, las posturas juveniles, de forma global, no diferirán grandemente de los adultos:
- en todo caso las diferencias dependerán más de la clase social que de razones generacionales,
- se prevé un avance en la jerarquía de los valores morales (la tolerancia, el respeto, la honradez, la autenticidad),
- manteniéndose la alta valoración de la familia, el matrimonio perderá terreno como eje vertebrador, se enfatizarán los emparejamientos de carácter más individualista y a través de fórmulas diversas, que tienden a disolverse si no satisfacen las ambiciones individuales.
-Se producirá un avance en la equiparación de responsabilidad y tareas en el hogar, a la vez que se enfatizará la defensa de la libertad personal, paralela a la desafección frente a la autoridad tradicional (la religión, la política, las normas, etc.).
-Aunque la brecha generacional tiende a irse “cerrando” en el manejo de las TICs, los jóvenes españoles harán un uso más amplio de éstas y las situarán en el centro de sus procesos vitales (relacionales, laborales, de ocio, de participación social y política), de tal forma que serán imprescindibles en sus procesos de inclusión. El impacto de esta dinámica en las familias será ambivalente:
- por un lado, se podrán favorecer las redes familiares facilitando los contactos;
- por el otro, el continuo contacto con la amplia red de iguales hará más volátil la comunicación familiar, sobre todo de los adolescentes.
-Los jóvenes se adaptarán mejor que los adultos a las reglas e imposiciones del “cambio de época”:
- buscarán formas propias de individuación y de intervención democrática directa y concienciación a través de las redes sociales,
- aumentarán su implicación social protagonizando movimientos reivindicativos a los que, posteriormente, se sumarán otros grupos sociales,
- sus movilizaciones serán cada vez más frecuentes, responderán a motivaciones muy diversas y buscarán cauces de acción directa, dando la espalda a los cauces tradicionales de participación y de representación institucional (partidos y sindicatos).
-Más allá de las reivindicaciones con respecto a lo que les afecta directamente y que se verá seriamente lastrado por las políticas de austeridad (como las inversiones públicas en educación, formación y empleo), ampliarán el espectro de sus demandas, abarcando a las que afectan más a los adultos (como en temas relativos a salud y pensiones). Se prevé que los jóvenes mantendrán esta tendencia “altruista” y de solidaridad intergeneracional, asumiendo que con muy poca probabilidad llegarán a beneficiarse de las políticas de bienestar tal como hicieron sus padres.
Algunas posibles intervenciones a la luz de la previsiones…
El estudio permite proponer algunas posibles intervenciones para hacer frente a los nuevos riesgos sociales y para sostener la solidaridad generacional en los próximos cinco años, perspectivas que puedan resultar útiles para acercarnos al 2018 teniendo en cuenta los contextos y los problemas descritos.
-Es oportuno proveer medidas para facilitar un desgrave significativo de las tareas de cuidado y de protección social en aquellos hogares más afectados por la recesión económica. Esto significa prevenir los riesgos de fragmentación y exclusión social ligados al origen familiar de cada persona y a la persistente dualidad de nuestro mercado de trabajo. Tanto más cuanto, con el debilitamiento del Estado de Bienestar se destacan las diferencias en la asunción de tareas dentro del hogar (en particular el cuidado de las personas dependientes). Si no se interviene en esta dirección será inevitable una mayor polarización social también en este ámbito, acompañada por una clara discriminación de género.
-La atención a las distintas generaciones no es un juego político de suma cero sino más bien un complejo sistema de relaciones fundadas en prácticas de reciprocidad y de confianza mutua, que van más allá de los intereses particulares, sectoriales o familiares. Esto implica un pacto de responsabilidad compartido que sería necesario respetar a partir de deberes y derechos mínimos inalienables, a prueba de crisis económica. Jóvenes, adultos y personas mayores saldrán juntos de la crisis si juntos superan la perspectiva cortoplacista del beneficio personal (e incluso electoral) y apuestan por la defensa del bienestar de todos, independientemente de su procedencia social, de su pertenencia familiar y de su grupo etario de adscripción.
-La crisis nos ha enseñado y nos señala los efectos perniciosos que puede tener el descontrol de la economía sobre el bienestar de distintos grupos sociales y de diversas generaciones, minando la base de nuestros principios de solidaridad. Asistimos a la crisis de un determinado modelo financiero y socioeconómico y algunos movimientos sociales – compuestos principalmente por jóvenes – se han anticipado a los decisores políticos en este diagnóstico y planteamiento crítico, con vista a soluciones que tengan efectos duraderos y aplicación inmediata. Considerando los resultados de este Delphi, podría entenderse como un error grave de legitimidad no tener en cuenta el malestar social cada vez más extendido y las reivindicaciones que se van plasmando en el espacio público y asociativo.
Los puntos mencionados suponen una serie de tareas y de decisiones todavía pendientes que involucran a la política y a todos los actores sociales, sean de la generación que sean. La solidaridad futura entre ellos dependerá del compromiso que quieran asumir con responsabilidad, más allá de sus intereses inmediatos, particulares o sectoriales.
Las ciencias sociales contribuyen en el análisis de la realidad para hacer un seguimiento de la crisis y de sus impactos en nuestra sociedad, así como de las posibles salidas que pueda tener este mismo compromiso. Con esta perspectiva se pretende ofrecer una idea de futuro, conscientes de la complejidad del presente y atentos a la herencia del pasado. El valor de este estudio, entonces, reside en la posibilidad de disponer, a partir de ahora, de un diagnóstico fiable que nos oriente hacia el cambio y la mejora de las trayectorias vitales y sociales de jóvenes, adultos y personas mayores y hacia un nuevo pacto generacional en España de aquí al 2018.
EXPERTOS CONSULTADOS
- Jorge Benedicto Millán. Catedrático de Sociología de la UNED.
- Domingo Comas Arnau. Presidente de la Fundación ATENEA, Doctor en Ciencias Políticas y Sociología.
- Juan José Dolado Lobregad. Catedrático de Fundamentos del Análisis Económico en la Universidad Carlos III de Madrid.
- María Ángeles Durán Heras. Catedrática de Sociología; profesora de investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas.
- Lluis Flaquer Vilardebó. Catedrático de Sociología de la Universidad Autónoma de Barcelona.
- Enrique Gil Calvo. Catedrático de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
- Pau Marí-Klose. Profesor de Sociología en la Universidad de Zaragoza.
- Víctor Pérez Díaz. Catedrático de Sociología en la Universidad Complutense de Madrid (hasta 2009), presidente de Analistas Socio-Políticos, Gabinete de Estudios.
- Olga Salido Cortés. Profesora Titular de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid.
- Joan Subirats Humet. Catedrático de Ciencia Política de la Universidad Autónoma de Barcelona.
- Constanza Tobío Soler. Catedrática de Sociología en la Universidad Carlos III de Madrid.
- Las opiniones y observaciones incluidas en el texto son responsabilidad de los autores, sin que el Centro Reina Sofía se identifique necesariamente con ellas. [↩]