Los estudiantes y la democracia. Reinventando Mayo del 68

ESTyDEM

Los estudiantes y la democracia

Reinventando Mayo del 68

Fernando Gil Villa

Plaza y Valdés, 2014

Los estudiantes y la democracia. Reinventando Mayo del 68, último libro del sociólogo Fernando Gil Villa está suscitando mucho interés dadas las circunstancias relacionadas con los movimientos estudiantiles en España y en países como México o China.

Es necesario que los estudiantes se hagan eco del clamor de los que sufren, porque son los que menos prejuicios tienen a la hora de comprenderlos.

El movimiento estudiantil se reactiva cuando la desigualdad educativa y la desigualdad social aumentan. Medio siglo después, las causas que originaron los acontecimientos de mayo del 68 siguen presentes. En el terreno educativo, las nuevas reformas suponen un claro paso atrás en la igualdad de oportunidades, en el camino avanzado hacia la escuela comprensiva, propiciando una mayor reproducción social a través de la cultura. En el terreno social, parece que volvemos a un pasado nefasto de derechos y libertades limitadas.

Dada la desconfianza hacia los políticos y sus partidos, los mecanismos de control formal de los gobernantes no parecen suficientes. Por otro lado, la mayoría de los intelectuales críticos, tal vez porque no se han recuperado de la desilusión que sufrieron al comprobar el destino de las revoluciones del siglo XX, parecen hoy en día más centrados en construir sus carreras personales.

Ahora bien, como el oficio de estudiante consiste en pensar, en cuestionarse los problemas que le rodean, conlleva una responsabilidad social de mirar por el otro, de convertirse en la voz de los sin voz.

Reinventar mayo del 68 supone simplemente recuperar esas señas de identidad, cuajar en un movimiento que supere los obstáculos de la fragmentación y el egoísmo ―estudiar por un título que dé dinero y prestigio, tal como el profesor trabaja por ganar puntos que le den igualmente dinero y prestigio―. Se trata de uno de los pocos medios fiables y disponibles para lograr una sociedad más justa. De ahí su necesidad.

Entrevista a Fernando Gil Villa

Fuente: http://tv.usal.es/videos/1706/

Índice

Introducción

 

Reseña en Crónica Popular

Fuente: 

Por David Doncel (Profesor de Sociología en la Universidad de Salamanca) [11-Diciembre-2014]

El libro presenta una reflexión sobre el papel de los movimientos estudiantiles en las últimas décadas y su relevancia en un futuro próximo, tomando como punto de apoyo las revueltas de Mayo del 68.

Fernando Gil Villa, profesor de Sociología en la Universidad de Salamanca, cuenta con una marcada trayectoria en el estudio de los problemas que acechan a la juventud, especialmente los ligados a la desigualdad social y la educación. Esta formación, consolidada en los últimos años con la publicación de numerosas obras, aquilata el presente escrito.

El principal objetivo del libro consiste en subrayar el importante papel que juegan los estudiantes para la regeneración democrática. El autor, mediante un paralelismo histórico entre la realidad actual y la de Mayo del 68, resalta la importancia que tuvo entonces la acción de los estudiantes como contrapeso a las perversiones del neoliberalismo, y que, ahora más que nunca, debería ser rescatada en un mundo cada vez más globalizado.

En este sentido, el autor ilustra constantemente su argumento con los movimientos estudiantiles mexicano, chileno y español contemporáneos. Esta comparativa le permite vislumbrar las luces y las sombras de cada uno de ellos, como la de demostrar el paralelismo histórico entre la realidad de entonces con la de ahora. Insistiendo en este punto, no sólo se detiene en ensalzar las bondades sociales del movimiento estudiantil, sino que, además, lo apoya. ¿Cómo? Apuntando los caminos que el movimiento estudiantil debe encauzar en aras de la consecución de una sociedad más justa en un mundo global.

A partir de la conjunción de estos elementos, el libro se articula en siete capítulos a lo largo de los cuales, desde una estrategia desmitificadora de Mayo del 68, el autor se adentra en los principios humanistas que guiaron la revuelta estudiantil francesa, para rescatarlos como metas a alcanzar en el presente.

Los primeros capítulos se encuentran trabados por el fuerte compromiso de Gil Villa por enmarcar su análisis a través de un enfoque no distorsionado de la realidad. En consecuencia, desde el inicio deja claro que, aunque el asidero del movimiento estudiantil contemporáneo deba responder a los valores sesentayochistas, no hay que descuidar el riesgo de convertir Mayo del 68 en un fetiche. Para ello, ajustando su análisis desde un plano no desvirtuado de la realidad, destaca los problemas no solucionados en aquella primavera, que ahora, agudizados, requieren de nuevo su reivindicación: la recuperación de una educación humanista, de una mayor igualdad y libertad.

Actualmente, el autor encuentra un desequilibrio en las funciones que debe cumplir el sistema educativo, escorado sobremanera hacia una función económica utilitarista descuidando la humanística crítica. Esta oscilación orientada al mercado genera una universidad adormecida. Una somnolencia general inducida por una configuración muy burocratizada de la enseñanza, que somete al estudiante a una disciplina narcotizadora. Por ejemplo, la exhaustiva programación de las tareas a realizar, tanto fuera como dentro del aula, derivada delEspacio Europeo de Educación Superior, no dan cabida al ejercicio de la reflexión crítica. Estas actividades, diseñadas más por su futura utilidad económica que humanística, orientan el esfuerzo del estudiante hacia una formación propia de dóciles trabajadores, más que de activos ciudadanos. Círculo que hay que romper reivindicando los valores humanistas de la educación.

El sobrepeso de la función económica del sistema educativo y sus consecuencias sociales, a juicio de Gil Villa, requiere de la acción de los estudiantes para el cambio. Ellos son los que deben abanderar los ideales de una conciencia crítica, y luchar para reequilibrar la balanza hacia una función cívica del sistema educativo. Porque de este modo se acercarán a los que sufren, a los que corren el riesgo de ver vulnerados sus derechos y libertades y, sobre todo, se acercarán a la meta de una sociedad más equitativa.

En los últimos capítulos, aunque el autor insiste en el reclamo de que hoy más que nunca el movimiento estudiantil debe luchar contra la tendencia a la burocratización, especialización y privatización de la educación como los problemas del sistema, da un paso más y se adentra en la necesaria reforma de un sistema educativo que no genera voluntades críticas. Para ello esboza una guía con la que orientar la acción. Fija unos objetivos específicos, señala los peligros a evitar y unas funciones a desempeñar. Es decir, pergeña, en líneas generales, cómo se debe articular la lucha para reivindicar cambios con los que alcanzar una educación humanística compatible con valores democráticos modernos.

En suma, nos encontramos ante una obra a tener en cuenta para reflexionar y ser críticos con el mundo que nos rodea. Desde mi punto de vista, Gil Villa entiende bien cuál es una de las funciones sociales más relevantes de la Universidad en una sociedad necesitada de regenerar la confianza. Ante los desvaríos del neoliberalismo, la angustia provocada por la incertidumbre de sociedades en cambio, la clase política desacreditada y unas desigualdades crecientes, la institución educativa y los agentes implicados en ella deben erigirse como el faro que ilumine en la oscuridad a una sociedad que pierde el rumbo.

Otro punto fuerte de la obra estriba en que el autor llega a concretar objetivos, funciones y propuestas, dando sustancialidad a un discurso que, sin esta exigible concreción, perdería persuasión para aquellos a los que va dirigido, los estudiantes, quienes no deben olvidar que son la mejor garantía para la democracia. No sólo porque su oficio consista en cuestionarse el funcionamiento de la sociedad, sino porque, por su carácter y condición, son los más adecuados para representar el papel principal en la dura lucha por la libertad y la igualdad. En definitiva, este libro se hace eco de que lo que se requiriere en las sociedades azotadas por la desigualdad no es bienestar material, sino justicia social.

Reseña en La Gaceta

Sobre el autor

Fernando Gil Villa | Fuente: foto de perfil de Facebook

Fernando Gil Villa | Fuente: foto de perfil de Facebook

Fernando Gil Villa es profesor de Sociología en la Universidad de Salamanca desde 1991. Profesor visitante en numerosas universidades, sobre todo latinoamericanas. Algunos de sus libros son: Teoría sociológica de la educación (1994), La participación democrática en la escuela (1995), Sociología del profesorado (1996),La exclusión social (2002), Elogio de la basura. La resistencia de los excluidos(2005), Juventud a la deriva (2007), Nihilistas (2009), Qué significa investigar. Exorcismo del trabajo de investigación (2013).

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