Por Alicia Alamillos en El Cofidencial
Sassen, la socióloga de lo global: “Es un error ver el coronavirus como el enemigo”
Entrevista con Saskia Sassen, socióloga. “Nosotros no somos inocentes. No somos simplemente víctimas. Hemos sido también agresores”
Saskia Sassen (La Haya, 1949, criada en Argentina, ciudadana estadounidense) es la socióloga de lo global. Y ahora mismo no hay crisis más global que la del coronavirus, que ha sacudido ciudades, países y especialmente el propio sistema del mundo globalizado. Una crisis sanitaria que se ha tornado económica y del poder, provocando —o exacerbando y acelerando, más bien— tendencias que están cambiando el mundo, pero que también es “una invitación a repensar” cómo vivimos como sociedad global y de la creciente economía de la extracción, en parte culpable de esta pandemia, defiende Sassen.
A esta socióloga, quien comparte panteón entre los 10 primeros científicos sociales del ‘ranking’ Social Science Citation Index de la última década con académicos como Jürgen Habermas o Zygmunt Bauman (es la única mujer) por sus estudios sobre la dimensión social, económica y política de la globalización y la sociología urbana, y que recibió el premio Príncipe de Asturias de 2013 de Ciencias Sociales, el coronavirus la ha pillado en Londres, desde donde en confinamiento atiende a El Confidencial.
El coronavirus ha matado a al menos más de 440.000 personas, ha confinado a millones y otros tantos se enfrentan ahora a las consecuencias económicas de la mayor pandemia de las últimas décadas. Pero, pese a lo dramático de la situación, “nosotros no somos inocentes. No somos simplemente víctimas. Hemos sido también agresores”, afirma Sassen.
¿La pregunta clave que hay que hacerse? El origen, el por qué de esta pandemia. “Hemos tenido otras grandes epidemias antes, al menos tres desde la I Guerra Mundial, pero en esta ocasión hay algo distinto. En el pasado, cuando hemos tenido las grandes invasiones de virus, en general ocupaban un territorio más limitado. Y este es un virus muy agresivo. Hay algo distinto. Una pregunta para mí que es muy importante que no nos preguntamos suficiente es por qué pasaron estas cosas”.
Para Sassen, cuyos muchos trabajos (ha acuñado el término ‘ciudad global’ y ha escrito textos como ‘Ciudades globales’, 1991, ‘Perdiendo el control. La soberanía en la era de la globalización’, 1996, ‘Territorio, autoridad y derechos’, 2006, y ‘Expulsados’, 2014) se centran en la caída de la democracia liberal —que dejó de funcionar con la globalización de las grandes corporaciones— y sobre todo en la “lógica de la extracción” de recursos, se enfoca durante la conversación con este diario en el plano medioambiental, la explotación de las últimas décadas y la necesidad de reflexionar sobre el rol que la sociedad ha tenido en la pandemia como respuesta a esa pregunta de qué ha hecho al coronavirus distinto.
2020: ¿Año del cambio de paradigma global?, con Saskia Sassen y Mavi Doñate
“Este es un virus agresivo, un virus que invade, que se ha expandido por todo el mundo. Pero yo no le quiero echar la culpa al virus. La culpa es nuestra”, afirma. Porque “hemos generado la crisis perfecta para que este virus avance como lo ha hecho”. ¿Cómo? Con la explotación generalizada de tierras, aguas y hábitats. Una explotación que ya no depende como en épocas pasadas de la conquista de territorios, sino en la extracción corporativista de lo que estos puedan ofrecer.
“¿Hasta qué punto nosotros los humanos, con nuestra modalidad de usar las aguas, las tierras y el aire, modalidades brutales en muchos casos, hemos agitado a estos virus? Estamos construyendo mucho más, extrayendo mucho más, contaminando mucho más. Hemos robado espacio al virus. Nuestro matar a una serie de animales, plantas, aguas y tierras ha contribuido a lo que está pasando aquí”, incide en varias ocasiones durante la entrevista.
“Hay que entender que nosotros hemos contribuido a la agudeza de esta pandemia. Tenemos que reconocer nuestro rol”, apunta Sassen. “Si nosotros hubiéramos acaparado menos espacio, y hubiéramos destruido menos territorios…”. ¿Podría haberse evitado?
Esta pandemia es inédita en las últimas décadas, tanto en su expansión como en sus consecuencias, pero las señales ya estaban ahí: “Podemos ver una trayectoria, es decir, esto que nos ha pasado [la pandemia] no cayó del cielo. Hay ‘pre-historias’ que han ido señalando, de una cierta manera, que esto iba a pasar”, afirma. Quizá el mundo no sabía que iba a pasar, pero ya había pistas. Y el mundo, y su economía de extracción, de destrucción, son también directamente responsables.
“Quizá es difícil verla, pero lo que trato de decir es que hay una conexión en cómo nosotros hemos manejado el hábitat de nuestro mundo y cómo hemos sido atacados por este virus. Tenemos que entender el porqué” apostilla, para quizá, lograr evitar que una segunda ola, o una próxima pandemia, cause los estragos que ha causado en esta ocasión el virus. “Nosotros hemos matado muchísimo: sean tierras, sean aguas, sean animales, sean virus. Tenemos que tener eso grabado en nuestras mentes”.
Tras el ‘shock’ del covid-19, “tenemos que entender que hemos arruinado suficientes funciones en nuestro planeta, y que tenemos que cambiar algo en nuestra manera de razonar qué es aceptable y qué no es aceptable a escala de construcciones, en cuanto a acaparación [de recursos]”. “Para mí, el virus es una invitación a pensar a un nivel mucho más amplio que la cuestión del virus en sí. Tenemos que ver este virus como una alerta. Es terrible que ha matado a gente, pero esto nos señala algo que se viene. Porque este no será ni la última visita [del coronavirus] ni el último virus”.
¿Van a reaccionar los gobiernos, los líderes mundiales haciendo un mundo más proteccionista, y nacionalista? “Sí, yo creo que ese es un riesgo que tenemos”, apunta. Pero también va a ser una excusa, advierte: el mundo corre el riesgo de que todo se achaque a la pandemia, cuando en realidad la mayoría de las tendencias mundiales no son nuevas, sino que se han visto exacerbadas por el coronavirus y su alcance global. Desde la geopolítica, el traspiés de EEUU como poder hegemónico y el ascenso de China, a los movimientos sociales y el empobrecimiento y, usando un concepto de la propia Saskia, “expulsión” de los ciudadanos dentro de bolsas de pobreza de las grandes urbes.
“A partir de los años noventa empezó una nueva modalidad en los países más grandes. Estados Unidos sería la prueba número 1. EEUU ya se fue alejando de esa especie de emergente universalismo que existía, especialmente entre los países más occidentales, de volverse más hacia lo interno, lo regional, local, en lugar de lo internacional. Un personaje como Trump agrega mucho a este tipo de discurso. Aunque Trump es un personaje ridículo que lo lleva al extremo”.
Precisamente Trump es uno de los mayores exponente de la narrativa de “guerra” contra el virus, ya sea contra ese “enemigo invisible” como contra el visible, en este caso, el dedo acusador apuntando siempre a China. Una narrativa que recupera los elementos de la Guerra Fría, del conflicto, para enmarcar el virus y el escenario que deja. “Es un error. Es una manera barata de justificar medidas que de otra manera no se podrían justificar. Camuflar los errores que han hecho, las cosas que no han podido dar, proteger a la gente. Y apuntar a los chinos, o al virus o a lo que fuere. Es muy problemático, y es algo que los grandes poderes han hecho”, apunta, muy crítica tanto con la gestión de la pandemia en Estados Unidos (“EEUU fue un desastre”) como otros países como por ejemplo Reino Unido (“El gobierno falló en producir un tipo de inteligencia para que el pueblo entendiera la pandemia. Faltó lengua, faltó discurso”).
La narrativa de crear un enemigo en el virus, y de avivar los marcos mentales de la Guerra Fría, Sassen no solo es peligrosa y errónea, sino “simple”. “Nosotros como humanos hemos tenido siempre enemigos, hemos construido enemigos. El virus lo estamos construyendo como un enemigo también. Es un error verlo así. Me irritan mucho esos artículos en los que se habla del combate, de que el enemigo es el virus. Es demasiado simple”.
Con el virus, ha entrado también un nuevo actor en el panorama internacional. “El virus es otro actor aquí, que nos genera una serie de pensamientos sobre cómo está nuestro planeta, cómo vamos a manejar esto. Porque van a regresar, estamos confrontando una realidad que no son ‘los rusos que vienen’ —después de la Segunda Guerra Mundial eran los rusos, luego los chinos…—. Ahora no. Ahora somos nosotros los que hemos generado estas opciones para [la expansión] de los virus”
¿Qué cambiará el virus en nosotros y nuestras sociedades? “Este virus cambia un poco las reglas del juego. Nos vamos a necesitar mutuamente más. Vamos a tener que reconocer que somos más frágiles”.
Esta entrevista fue publicada originalmente en El Confidencial. Lea el original.