Cuando una institución está tan arraigada en una sociedad la aceptamos tal y como se nos presenta, dando por descontado que tanto su estructura organizativa como las funciones que cumple son incuestionables, cayendo automáticamente en el error de ‘no cuestionarlas’ y en la flacidez mental de perder todo espíritu crítico para reflexionar sobre unos modelos, procesos e instituciones que ya estaban allí antes de que nosotros naciéramos. La Sociedad de la Información basada en las TIC (Tecnologías de la Información y Comunicación) está reconfigurando todas las esferas sociales a una velocidad vertiginosa. Economías de escala, ciudades globales, empresas red, leyes de propiedad intelectual, e-government, cambios políticos surgidos del activismo político online, nuevos modelos culturales de negocio, etc. El mundo de la economía, trabajo, derecho, política y cultura están siendo obligados a aceptar este nuevo paradigma tecnoeconómico teniendo que redefinirse para poder adaptarse en su acepción más darwinista a los requerimientos de la sociedad y economía actual. ¿Qué está haciendo el sistema educativo para adaptarse a estos cambios? Esta pregunta se vuelve retórica cuando no puede ser contestada satisfactoriamente con la introducción de unos cuantos ordenadores en las aulas o la paulatina incorporación de entornos Moodle[i]. Mientras que todos los ámbitos sociales están siendo replanteados estructuralmente en lo sustantivo, en su razón de ser, los centros educativos están poniendo parches, infantilizando así y poniendo en evidencia su propio rasgo distintivo: preparar y formar a los futuros ciudadanos acorde con la sociedad en la que les ha tocado vivir. Mientras las voces más críticas de algunos expertos en cuestiones educativas llevan tiempo avisando que la educación se encuentra estancada, viviendo de espaldas a una realidad tan incierta como atractiva en cuanto a nuevas posibilidades que ofrece, muchos directores/as y docentes de centros educativos se niegan a integrar estas tecnologías, a cambiar sus sistemas pedagógicos y a seguir culpabilizando a factores externos para defender el status quo en el que se encuentran enquistados. Pero.. ¿Cuál debería ser la función de la escuela?
Las funciones del sistema educativo
La proliferación de las instituciones educativas en el siglo XX estuvo vinculada a la necesidad de una mano de obra alfabetizada y disciplinada. Es cierto que aparte de esta visión reduccionista y mercantilizada, la educación proporciona unos cimientos sólidos para el desarrollo intelectual, social y moral de las personas que pasan por ella. Ambas funciones, complementarias y no excluyentes, deben desarrollarse acorde con la sociedad actual y no con un modelo desfasado, tal y como está ocurriendo en la actualidad. Los colegios siempre han sido un lugar de custodia y de asistencia obligatoria. La escuela tiene un calendario establecido y regulado por el estado, unos horarios muy concretos y las clases se imparten en un lugar específico. Intencionalmente, mantiene a los niños alejados de la calle, desde su infancia hasta su posterior incorporación al mercado laboral. Durante el proceso educativo, el alumno se adhiere a una identidad, se socializa a través de la educación y esta le inculca los valores predominantes de la estructura política y de los grupos de poder de la sociedad donde se encuentra inserto. La escuela es una institución que gestiona colectivos más que individuos, tal y como han demostrado sociólogos expertos en educación mediante las teorías de reproducción social (Parsons, Bernstein, Bowles y Gintis o el mismo Bordieu). Las diferentes expectativas que los docentes tengan sobre los alumnos en función de su clase social de pertenencia generarán tipos de interacciones diferentes[ii]. Se prepara al alumnado para el trabajo mediante la organización y el diseño del aula, que representa una antesala de lo que se encontrará posteriormente en su puesto de trabajo: los contenidos, estructuras y procesos educativos están ya organizados antes de su llegada al igual que lo estará su puesto de trabajo por lo que poseen los medios de producción, con una figura de autoridad (docente-jefe) que le cederá el turno de palabra educándolo en valores como disciplina, competitividad, puntualidad, etc.
Este breve análisis sobre las funciones educativas a menudo es desconocido por los mismos profesionales de la educación, sobre todo en los niveles más primarios, básicos y elementales. No hay que poner en tela de juicio las buenas intenciones y bondades de los docentes que imparten clases e intentan hacer de sus alumnos ‘mejores personas el día de mañana’, pero un docente que tiene como método de enseñanza la repetición y la memorización de contenidos debería saber que representa unos procesos estandarizados lineales en que se basaba la economía industrial (fordismo) y que ya no se corresponden con los requerimientos de la economía ni del mercado de trabajo actual. Un docente que pone el acento en el contenido en lugar de hacerlo en el método de aprendizaje debería saber que el material que enseña está colgado en la Red y es un recurso al que se puede acceder con un simple ‘click’ de ratón. Un docente que recurre sistemáticamente a excusarse en el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) o en la rebeldía de los alumnos para justificar la falta de atención de estos, debería empezar a replantearse que la desmotivación –no trastorno- de sus alumnos puede venir dada por un modelo caduco y obsoleto de impartir las lecciones en clase. El esfuerzo, las ganas y las buenas intenciones a veces no son suficientes para ejercer una determinada profesión, se trata de saber en qué consiste esta profesión y cómo se concibe o se espera de ella en la actualidad. No se trata de culpabilizar a este sector profesional ni al sistema educativo, se trata de intentar adecuarlo con la sociedad actual poniendo el acento en que la función básica del sistema educativo es formar al joven-estudiante en adulto-trabajador, tal como fue concebida en su origen y tal como se ha desarrollado a lo largo del siglo XX. Se trata de darle la importancia suficiente y a reflexionar sobre un espacio físico tan importante como la escuela, donde se encuentran y conviven nativos e inmigrantes digitales[iii], dos formas completamente diferentes de concebir la realidad.
Una educación desfasada
La Sociedad de la Información y Conocimiento se basa en el uso intensivo de las TIC donde la información se gestiona como una materia prima para la economía con la finalidad de producir conocimiento. Se basa en la innovación y en la creatividad, en la capacidad de interactuar mediante las habilidades mentales con flujos de información, de entenderlos y descodificarlos. La educación ya no se puede basar en un modelo industrializado, la producción masiva de objetos está dando paso a una Sociedad basada en lo intangible, en los servicios y en la información, donde prevalecen las ideas y donde la innovación y la productividad representan los motores económicos. Una clase magistral donde el profesor explica la lección y los alumnos preguntan fue un modelo válido a lo largo del siglo XX porque se correspondía con el entorno cultural y el engranaje productivo de la Sociedad Industrial. Ya no se necesita un aula ni un profesor para transferir conocimientos, no quiero decir que se tenga que eliminar esta representación de la enseñanza, sino que ya no resulta imprescindible tal y como era antes porque actualmente se dispone de plataformas y entornos wiki mucho más eficientes para llevarse a cabo. Desaparecen las fronteras espacio-tiempo con estos nuevos entornos educativos digitales, ya que la distancia se elimina con una conexión a Internet a la vez que se permite una comunicación asíncrona. Los ordenadores y el acceso a Internet ya cumplen esa función, por lo tanto hay que formar a los alumnos en todas esas habilidades y competencias que los ordenadores son incapaces de proporcionarles, como estimular el pensamiento crítico, la capacidad de atención, la colaboración y participación, siendo el docente el responsable de la selección de un buen itinerario educativo por el cual el estudiante deba desarrollar su aprendizaje. Existe un discurso incendiario y tecnófobo no fundamentado en contra de integrar las TIC en el sistema educativo ya que se pone en peligro las capacidades intelectuales y la capacidad de argumentar o razonar de los estudiantes. Siguiendo esta lógica, para los estudiantes de matemáticas una calculadora debería representar un dispositivo con connotaciones negativas en lugar de un artefacto facilitador de sus tareas, ya que sustituye sus capacidades mentales para realizar operaciones matemáticas. Suena ridículo ¿verdad?.Las TIC son una oportunidad para plantear actividades donde el alumno construye su propio proceso de aprendizaje, donde se establece un marco de cooperación y no de competitividad entre los alumnos. Las habilidades se comparten construyendo una comunidad de aprendizaje a través de la Inteligencia colectiva[iv] y una construcción colaborativa posibilitada por el efecto de una estructura en Red. El docente debe ser capaz de motivar y extraer las máximas habilidades de los alumnos, ser un guía, alguien que filtre la cantidad de información que está al alcance de los alumnos. Se conoce como ‘infoxicación’ la sobredosis de información que circula por la red y que está a nuestro alcance pudiendo llegar a saturarnos al resultar inabordable, mermando de esta manera nuestras condiciones para encontrar la información deseada[v]. Este acceso masivo e instantáneo a la información disminuye nuestra atención y capacidad de análisis, siendo necesario un filtro –que bien podría encarnar la figura del docente- que seleccione los datos según la validez de la fuente, la adecuación, etc. El sistema educativo de Finlandia, país pionero en educación tal y como demuestra los informes PISA año tras año, no concibe las clases magistrales sin una continua interacción de los alumnos, no se centra en los resultados sino en el proceso de aprendizaje en sí mismo, ya que este mismo proceso de aprendizaje es el resultado que se quiere conseguir, dando mucha más importancia a la forma que al contenido. Una de las características de la Sociedad de la Información es la misma obsolescencia de la información, se genera conocimiento de manera exponencial, a una velocidad nunca antes vista, haciendo que los conocimientos que son válidos hoy estén desfasados en cuestión de poco tiempo. La cantidad de información técnica nueva se duplica cada dos años[vi]. En las carreras técnicas de 4 años, lo que se imparta en el primer año estará obsoleto al tercer año de carrera. Los 10 trabajos más demandados en el 2010 no existían en el 2004 al igual que las habilidades requeridas para trabajar en la Sociedad de la Información están cambiando a pasos agigantados y evolucionado hacia una sociedad basada en servicios[vii]. Una educación basada en el contenido y que no estimule la participación del alumno para aprender de una manera autónoma e independiente es una educación destinada a fracasar. El docente no tiene que desaparecer como figura institucional, tiene que adoptar un nuevo rol, mucho más atractivo y desafiante, que consiste en acompañar y guiar al estudiante en su auto-aprendizaje.
La educación debería beneficiarse de la irrupción de las nuevas tecnologías al ser capaces de dotar de una nueva dimensión a la enseñanza tal y como la entendíamos antes de la aparición de estas herramientas Web 2.0. Se produce un desfase entre una clase magistral tradicional y el ciberespacio como entorno de aprendizaje colaborativo y continuo, donde se generan contenidos a la vez que se comparten. Un entorno educativo donde se estimula la experimentación y la creatividad en detrimento de la memorización de contenidos, donde se aprenda haciendo, compartiendo y buscando recursos para luego compartirlos. Un entorno educativo alineado con las demandas que está generando la Sociedad de la información. Nos guste o no, el sistema educativo está diseñado y configurado para encaminar a los estudiantes hacia el mercado laboral, una idea que se podrá discutir pero que forma constitutiva del sistema educativo.
[i] Es la incorporación de un software de código abierto en un entorno educativo que se basa en foros de discusión, wiki, calendario, mensajería, espacios de envío de actividades, exámenes tipo test, etc. Esta alternativa complementaria al aprendizaje físico formal en las aulas, ayuda a desarrollar actividades de las asignaturas en forma colectiva.
[ii] Willis, P. (1986) “Producción cultural y teorías de la reproducción” a Fernández Enguita, M (comp.) Sociología de la educación. Textos fundamentales. Barcelona, Ariel
[iii] Los nativos digitales han nacido en entornos tecnológicos dominando estos dispositivos por lo que les resulta natural estudiar o trabajar en un sistema digitalizado donde conviven diferentes formatos, lenguajes y códigos. Los inmigrantes digitales, han tenido que integrar este proceso de manera intencional para poder adaptarse a la sociedad en la que viven.
[iv] Lévy, Pierre. 2004. Inteligencia Colectiva por una antropología del ciberespacio. Organización
Panamericana de la Salud (Unidad de Promoción y Desarrollo de la Investigación y el
Centro Latinoamericano y del Caribe de Información en Ciencias de la Salud.Washington
[v] (Cornella, 2002)
[vi][vi] Ley de Moore
[vii] FUTURE WORK SKILLS 2020. ESTUDIO DE LA UNIVERSIDAD DE PHOENIX (2011)
TAGS: Sociología,Sociedad de la Información,Tic,Educación,Sociología de la Educación
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