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Una investigación de la Universidad de California en Berkeley demuestra que los individuos de clase alta tienen una mayor propensión a la conducta poco ética, siendo más propensos a creer -al igual que Gordon Gekko en la película Wall Street– que “la ambición es buena”.
La codicia, a falta de una palabra mejor, es buena; es necesaria y funciona. La codicia clarifica y capta la esencia del espíritu de evolución. La codicia en todas sus formas: la codicia de vivir, de saber, de amor, de dinero; es lo que ha marcado la vida de la humanidad.
La investigación sostiene que el comportamiento poco ético está motivado por actitudes relacionadas con la ambición. En siete estudios separados llevados a cabo en el campus de la Universidad de Berkeley, en la Bahía de San Francisco y en todo el país, investigadores de la UC Berkeley han demostrado que los participantes de clase alta fueron más propensos a engañar en los juegos de azar o de negociación, y a aprobar el comportamiento poco ético en el lugar de trabajo.
Paul Piff, doctorando en Psicología en la Universidad de Berkeley y autor principal del artículo prublicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (27/02/2012), afirma que el aumento de las conductas antiéticas en personas de clase alta se debe, en parte, a sus actitudes favorables hacia la ambición. Piff pertenece a una generación académica de la UC Berkeley que viene investigando y arrojando nuevos datos sobre la relación entre clase socio-económica y las conductas prosociales y antisociales.
Según Piff, las últimas investigaciones han arrojado nueva luz sobre papel de la desigualdad en la conformación de patrones de conducta ética y comportamiento egoísta, al igual que se ha descubierto algunas formas en que estos patrones de conducta egoísta podrían ser corregidos.
Para investigar las relaciones de la clase social con la conducta ética, los investigadores estudiaron el comportamiento de más de 1000 personas de clase baja, media y alta. La categorización de clase social de los voluntarios de la muestra se realizó a partir de la Escala de MacArthur (situación socioeconómica subjetiva). Los voluntarios realizaron una serie de cuestionarios acerca de sus comportamientos en función de sus valores y ambiciones. Participaron, también, en diversas pruebas diseñadas por los investigadores para medir su comportamiento ético real.
Entre los diversos estudios que los investigadores realizaron (más información: aquí), algunos estuvieron dedicados al comportamiento sobre la conducción vial. Los automovilistas de clase alta presentaron cuatro veces más probabilidades que el resto a no respetar la prioridad de otros vehículos en intersecciones de cuatro vías, y tres veces más probabilidades de ignorar la preferencia de un viandante en un paso de peatones.