El Manual de sociología de la religión, Roberto Cipriani traza un mapa de una disciplina con un objeto espinoso: la voluntad de creer.
Los caminos no tan ocultos de la fe
Fuente: Revista Ñ. Por Marcelo Pisarro (08/03/2012) .
PAN Y TRABAJO. Fieles reunidos en San Cayetano. Fuente: Revista Ñ
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La antropóloga estadounidense Anne Chapman decía que la ciencia y la religión responden a la búsqueda del significado de la vida. Que aunque sean muy disímiles, ambas acompañan hacia un futuro incierto. “Un camino conduce al origen divino del hombre y de todos los seres vivos –señalaba la autora de Los selk’nam: la vida de los onas y La Isla de los Estados en la Prehistoria: primeros datos arqueológicos –. Resulta placentero recorrerlo, tiene muchas señales y altares a lo largo del camino, pero es un viaje en círculo que termina en el mismo lugar donde empezó. Otro camino se dirige al origen natural de todas las especies. Es difícil de transitar, está lleno de espinas, callejones sin salida y desvíos, pero conduce a un horizonte de infinitas posibilidades.” Hay aquí una idea. Ciencia y religión cruzan caminos de diversos modos, a veces amistosos, a veces tensos, a veces silenciosos. El estudio científico de las religiones, más específicamente el estudio sociológico de las religiones, es una de las posibilidades para estos encuentros.
Manual de sociología de la religión , el libro del sociólogo italiano Roberto Cipriani, traza un mapa de esos recorridos, de esas concurrencias.
“La fórmula más simple para definir la sociología de la religión consiste en afirmar que analiza la fenomenología religiosa con el auxilio de instrumentos teóricos y empíricos que son típicos de la sociología”. Así comienza Cipriani su manual, y luego recuerda que el lazo entre sociología, en general, y sociología de la religión, en particular, es muy estrecho.
Emile Durkheim, Auguste Comte, Max Webber, Georg Simmel, Talcott Parsons, muchos de los grandes auspiciantes de la sociología de la religión son grandes protagonistas de la sociología a secas. Algunos asumen una perspectiva académica militante, a favor o en contra de perspectivas confesionales o anticonfesionales específicas; otros asumen posiciones neutrales, huyen de las aplicaciones prácticas inmediatas, si bien, alerta el profesor de la Universidad de Roma, “no son muchos los que eligen la solución de la equidistancia no evaluativa y una mirada ausente de prejuicios”.
Los estudios científicos sistemáticos de los hechos religiosos suelen encontrar sus fundaciones modernas en las corrientes racionalistas del siglo XVII. A partir de allí, si bien se disparan en múltiples direcciones, aparecen dos elementos que permiten una sistematización de los enfoques: definiciones sustantivas y definiciones funcionales del hecho religioso.
Los primeros estudios colocan el eje en elementos sustantivos, como ritos, cultos, deidades, lo sagrado, lo sobrenatural, etcétera. Los segundos estudios, más estructurales, se orientan a la función social de la religión. La orientación sustantiva prevaleció en los años iniciales; luego, cedió ante una orientación funcional
En el juego de ambas disposiciones teóricas, Cipriani propone recoger las definiciones más abiertas, menos confesionales, que soslayen con más suerte las experiencias subjetivas y abracen el mayor número de universos de matriz religiosa.
“En el fondo, es como si mirase a un mismo objeto desde dos puntos de vista diferentes –señala–: la encarnación de una presencia no humana en la realidad y la radicación de un significado explicativo en el interior de la realidad misma. Una no excluye a la otra, no se oponen, es más, se puede dar una convergencia que lleva al mismo resultado: la comprensión-explicación de la vida en clave religiosa”.
Didáctica y pacientemente, el manual recorre cuatro siglos de producción académica europea y estadounidense en busca de esta comprensión, a la vez que explicación, de la vida en clave religiosa. Se mueve de las raíces histórico-filosóficas (Vico, Comte, Marx, Hume, Tocqueville, Feuerbach) a los aportes antropológicos (Marcel Mauss, Malinowski, Frazer, Radcliffe-Brown); de los clásicos (Durkheim, Weber, Freud, Simmel, James) a los contemporáneos (Parsons, Clifford Geertz, Mircea Eliade, Jürgen Habermas, Pierre Bourdieu).
El recorrido es descriptivo, enciclopédico, un poco tedioso en ocasiones, orientando a estudiantes o docentes antes que a lectores ocasionales de best sellers con títulos como Dios es bueno o Dios es malo o Dios ha muerto o Dios resucitó o Dios ya se murió de nuevo .
Es un buen intento, el de Cipriani; la clase de intento que, fotocopiado, se convierte en “los apuntes de Cipriani”.
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