Mortalidad, inmortalidad y otras estrategias de vida. Zygmunt Bauman

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Mortalidad, inmortalidad y otras estrategias de vida

Zygmunt Bauman

Sequitur, 2014

NUEVA EDICIÓN

Este libro pretende desvelar los procesos culturales que nacen de la importancia de la muerte en nuestra condición existencial y que basan en ella las distintas formas de organización social de la vida humana. La mortalidad y la inmortalidad, pasadas por el tamiz de la cultural, se convierten en estrategias de vida avaladas y practicadas por las sociedades humanas, ya sea para minimizar o para subrayar la importancia de eludir la muerte.

Si la sociología fuera una trama detectivesca, el protagonista indudable sería Zygmunt Bauman, y el escenario del crimen el continente europeo. Polaco de origen, vive en perpétuo exilio en Gran Bretaña, donde ejerce la docencia en la universidad de Leeds -en un homenaje eligió el himno de Europa como genealogía musical-. Ha resuelto casos harto complicados que se debaten entre la modernidad y la posmodernidad, la hermenéutica, el holocausto, la globalización, la identidad, la cultura, la pobreza fruto de la sociedad urbana e individualista, Europa … Su método de análisis es engañoso. Sus textos asequibles incluso para el lector profano, no pueden esconder la complicación de sus investigaciones. Una aparente simplicidad que nos hace repetir un “elemental, querido lector”. Mayordomos de las ciencias sociales, temblad.-

La Central

Mortalidad, inmortalidad y otras estrategias de vida

[El libro de Zygmunt Bauman] no es un ejercicio de sociología de la muerte y del morir; no es un libro acerca de las maneras en que tratamos a los que están apunto de irse o recordamos a los que se fueron, ni sobre cómo lloramos a los seres queridos o superamos el dolor de su pérdida, ni tampoco sobre los ritos que evitan que los muertos caigan demasiado pronto en el olvido o los que nos ayudan a sobrellevar el duelo. […] La sociología de la muerte y del morir es ya una rama de pleno derecho de las ciencias sociales, dotada con cuanto requiere una disciplina académica para asegurarse su pervivencia -un acervo bibliográfico, una red universitaria, revista y congresos-. Este libro se nutre de estos logros y no pretende aumentarlos. Su tema sin embargo, no es la muerte o el “trato con la muerte” en cuanto ámbito específico, aunque no menor, de la vida social y conjunto, igualmente vasto, de pautas de comportamiento.

Tampoco trata este libro de las distintas visiones que a lo largo de la historia ha ido suscitando la muerte: no es un análisis de las ideas en torno al tránsito, al ‘más allá’ o al vacío tras la muerte, ni un estudio de la mentalité collective con la que el ser humano ha ido modificando su actitud ante su propia mortalidad […]

desvelar y analizar la presencia de la muerte

Este libro tampoco se centra en aquellos aspectos de la mentalidades y de de las prácticas humanas que se refieren directamente a los hechos y conceptos que rodean la muerte y la mortalidad. Su propósito consiste, por el contrario, nada menos, que en desvelar y analizar la presencia de la muerte (es decir, la conciencia viva o soterrada de la mortalidad) en todas aquellas instituciones, ritos y creencias que, a primera vista, de forma abierta e intencionada, desempeñan funciones que nada tendrían que ver con todo aquello que suelen analizar los estudios dedicados a la ‘historia de la muerte’.

La muerte es, para el ser, el otro absoluto, un otro inimaginable

Todos ‘sabemos’ muy bien qué es la muerte; al menos mientras no tengamos que definirla con precisión, porque entonces eso que ‘entendemos’ por muerte se nubla de dudas. Intuimos que, en última instancia, resultará imposible definirla, aunque no por ello renunciaremos a hacerlo, esto es, a dominarla (aunque sólo intelectualmente), a delimitar su lugar y confinarla ahí. Es imposible definirla porque la muerte es el vacío definitivo, la no-existencia que, paradójicamente, perfila la existencia de todo ser. La muerte es, para el ser, el otro absoluto, un otro inimaginable, que flota inaprensible a nuestra verbalización; cada vez que el ser habla de ese otro, acaba refiriéndose con metáforas de negación, así mismo. Las frases de este párrafo son, en definitiva, todas ellas, metáforas: la muerte no es como otros “otros”, no es como esos otros a los que podemos conferir significado y sentidos y, al hacerlo, delimitarlos y dominarlos.

[…]

El análisis se apoya en la premisa heurística

Este libro pretende desvelar esos procesos de la cultura. Tiene, en sus conjunto, aires de aventura detectivesca (Y, como toda investigación, depende de las conjeturas tanto como del indiscutible poder de la deducción y, acaso, también algo, de la contundencia de la inducción). No sin los preceptivos matices, cabría describir el método aplicado en este libro como una suerte de “psicoanálisis” del “inconsciente colectivo” que se esconde, pero puede descubrirse analíticamente, en la vida creada y alimentada por la cultura. El análisis se apoya en la hipótesis -en la premisa heurística– de que las instituciones sociales y las “soluciones culturales” son sedimentos de procesos desencadenados por la conciencia de nuestra mortalidad y motivados por la necesidad de lidiar con los problemas que ésta plantea… así como por la necesidad de reprimir la conciencia de los verdaderos motivos tras esas instituciones y soluciones. Este libro es un intento de averiguar en qué medida podemos ahondar ene el conocimiento de nuestras instituciones socio-culturales partiendo de la mencionada hipótesis y explorando sus consecuencias.

[…]

Este libro es un ejercicio de sociología hermenéutica

Este libro es un ejercicio de sociología hermenéutica. Pretende aprehender el significado de las instituciones sociales y de las pautas colectivas de comportameiento considerándolas como elementos de las distintas estrategias de vida escogidas y hechas plausibles (practicables) por las distintas configuraciones sociales. En este caso, al sociología hermenéutica exige analizar tanto el origen de los aspectos permanentes y cambiantes de las estrategias de vida dentro de las configuraciones sociales a los que atienden (en un proceso dialéctico de determinación recíproca) como la proyección de esos aspectos en las pautas de la vida cotidiana a través de las cuales se manifiestan.

Del Prólogo [pp. 9-23]

La cultura y la muerte

Vicente Verdú (20-Diciembre-2014) | Fuente: cultura.elpais.com

Este artículo de Vicente Verdú reseña en gran parte algunos de los presupuesto del libro de Zygmunt Bauman:

La cultura es la mayor conquista de la mortalidad. O dicho de un modo edificante: “La muerte nos hace cultos”. ¿Reconfortados, pues, con ello? Claro que no. Así son de funerarias las cosas humanas con cultura o no. Sin muerte no habría cultura, pero… ¿seríamos inmortales llegando a ser radicalmente incultos? Tampoco. Morimos de todos modos, sabiendo más o menos, rezando menos o más. Lo único interesante de este baile cultur/tanático es el cambio de música que históricamente ha presidido esta íntima relación.

Siguiendo, por encima, un viejo libro de Zygmunt Bauman (Mortalidad, inmortalidad y otras estrategias de la vida, 1992), recientemente traducido por Sequitur (Madrid, 2014), la Humanidad habría vivido su muerte de muy diferentes maneras. Durante la época premoderna la muerte, como expuso Philippe Aries, se hallaba “domesticada”, naturalmente inscrita entre los enseres domésticos (Verdú. Anagrama, 2014).

Se moría en compañía familiar, se moría con la tribu del vecindario, se moría a granel con la peste, el cólera o cualquier sevicia que se llevara un pueblo entero al cementerio como un gran acontecimiento municipal más. Perder esta comunitaria manera de morir y enfrentarse a la muerte en solitario constituyó un trance durísimo con la llegada de la modernidad.

¿Qué ocurrió entonces? Pues que en plena dominación del mundo y su naturaleza, gracias al triunfo de la Ilustración, nada parecía resistirse a la razón, excepto —claro está— la sinrazón de morir obstinadamente. Frente a ello, sin embargo, fue ideada una estratagema que todavía persiste en nuestra actualidad. Bauman la llama “deconstrucción de la mortalidad” y su lema sería: “Ya que no podemos tragar el tremendo suceso de la muerte, troceémoslo”. Una enfermedad, un accidente de tráfico, un suicidio, un error médico, una mala pata, serían sus porciones.

No se moriría, pues, por ser sino por no haberse cuidado, por beber, fumar o conducir distraído. “¿De qué ha muerto?”, ha sido la interrogante clave hasta la reciente posmodernidad. No se moría sencillamente por ser sino por cualquier cosa que sobrevenía.

Todavía hoy compartimos esta “deconstrucción de la mortalidad” pero lo hacemos ya junto a la nueva fórmula que conlleva la “deconstrucción de la inmortalidad”. Con este último tratamiento se procura que cada momento no parezca derivado del anterior; que no haya, en fin, historia sino presentismo, ni tampoco proceso sino instantaneidad. Cada intervalo será intercambiable por otro y, como en la moda, todo lo que hoy parece vetusto volverá a ser cool unas temporadas después.

No hay una pareja para toda la vida con quien embolicarse hasta el fin sino muchas muertes amorosas que, a fuerza de repetirse, pierden valor trascendente y promueven la creencia de la inmortalidad romántica. Igualmente, en los medios, una noticia arrambla con la anterior, un sobresalto se sobresalta con otro y siempre, día a día, sigue habiendo una primera página.

Igualmente, todas las obras son ya tan primeras como reproducibles. Los originales nacen a la vez que las copias y los objetos cambian su veloz obsolescencia por la veloz innovación. La terrible espina del fin (fin espinoso) no se traga pero en su lugar aparece una elegante inmediatez, la fama o el best seller que anula a los anteriores, la pareja inaugural que disuelve a la otra, el trabajo o la residencia cambiante que hace creer en una vida lubricada e indefinida sin que nada le ponga la definitiva zancadilla para caer, de bruces, secamente, en la sepultura fatal.

Sobre Zygmunt Bauman

Zygmunt Bauman | Fuente Foto: El País, Babelia, 18/01/2014

Zygmunt Bauman | Fuente Foto: El País, Babelia, 18/01/2014

Zygmunt Bauman (Poznań, Polonia, 1925) es un sociólogo, filósofo y ensayista polaco. Es conocido por acuñar el término, y desarrollar el concepto, de la «modernidad líquida».

Nació en Poznan (Polonia) en una humilde familia judía. Huyendo de los nazis se trasladó a la Unión Soviética para regresar posteriormente a Polonia, donde militó en el Partido Comunista y fue profesor de filosofía y sociología en la Universidad de Varsovia antes de verse obligado a irse de Polonia en 1968 a causa de la política antisemita desarrollada por el gobierno comunista después de los sucesos de marzo de 1968. Posteriormente a su purga de la universidad de Varsovia, ha enseñado sociología en países como Israel, Estados Unidos y Canadá.

Desde 1971 reside en Inglaterra. Es profesor en la Universidad de Leeds de ese país. Y, desde 1990, es profesor emérito. Su obra comienza en los años 50 y se ocupa, entre otras cosas, de cuestiones tales como las clases sociales, el socialismo, el holocausto, la hermenéutica, la modernidad y la posmodernidad, el consumismo, la globalización y la nueva pobreza.

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